El Origen De Las Diferentes Raza De Perros
El perro es una invención nuestra. Suena duro pero es así. Más de 400 razas de perros diseñadas cada una de ellas por nosotros, los humanos, para nosotros, en la búsqueda incansable de conseguir la mascota perfecta. Pero, ¿qué ocurre? Que no existe una mascota perfecta, existen más de 400 mascotas perfectas, porque al final, cada uno de los criadores que se empeñaron en crear una raza lo hizo porque para esa persona era la raza perfecta. Desde la selección selectiva hemos creado la historia evolutiva del perro.
El perro es la especie con más variaciones físicas y de comportamiento del planeta. El perro es capaz de mutar muy rápidamente en pocas generaciones, de ahí que haya tal cantidad de razas y tan diferentes entre sí, desde el pequeño Chihuahua hasta el Gran Danés. Los hay rápidos, los hay fieros y los hay leales.
De todos los seres vivos que hay, el perro ha sido la gran invención del hombre, porque lo ha amoldado para su servicio: se ha esforzado cruzando razas hasta conseguir lo que ha querido. Si ha necesitado un perro rápido, ha mezclado las razas más rápidas, si ha querido un perro de compañía, ha mezclado las razas más tranquilas y amorosas, si ha querido un perro guardián, ha mezclado razas para este fin…
Desde hace 15.000 años, el perro ha ido sufriendo estas mutaciones genéticas desde el lobo. ¿Cómo el lobo, un animal feroz, llegó a ser domesticado por el hombre? Los zoólogos lo tienen claro y afirman que esa unión se produjo hace miles de años cuando el hombre simplemente quería tener una mascota, alguien que le hiciera compañía. Así, cuando se encontraban con cachorros lobos se los llevaban a su hogar donde creaban un vínculo con ellos, descubriendo con el paso de los años, que ese lobo no solo podía ser una mascota de compañía sino que podía ayudarle en muchos trabajos. Sin embargo, hace 5000 años, en las planicies africanas, aparece el considerado primer perro: el Saluki, conocido comúnmente como el perro real de Egipto, la más vieja casta conocida de perro domesticado y se cree descendiente de los lobos del desierto de Ara.
Empezaron así las primeras mezclas, sin embargo, durante miles de años los perros cambiaron poco, hasta que en el siglo XIX ocurrió algo inaudito. El 80% de las razas que existen hoy en día, no existían hace 150 años.
¿Qué ocurrió entonces hace 150 años para que se diera esa explosión de nuevas razas? Empezó la época victoriana que dio paso a la Revolución Industrial y con la revolución industrial una clase acomodada que no tenía nada que hacer más que buscar la perfección en el diseño, la arquitectura, los jardines… y el perro.
Los perros se convirtieron en el nuevo símbolo del estatus de la clase media. Así que crear nuevas razas de perros se convirtió en un hobby. La gente empezó a preocuparse de los perros como una moda, vigilando ferozmente los apareamientos e intentando aislar ciertas razas dando lugar así al 80% de razas de perros que existen hoy en día.
Partieron de las
razas de perros de trabajo básicas y originales que existían en esa época y nació una nueva ciencia, la
eugenesia: la vanidad por mejorar las poblaciones mediante la reproducción selectiva. Es debida a la manipulación del hombre que existen orejas enormes, patas cortas, hocicos chatos o colas rizadas. El siglo XIX dio lugar a razas como el Doberman, el Bulldog o el Bull Terrier.
Los experimentos eugenésicos han permitido, sin embargo, potenciar en el tiempo ciertos rasgos del perro: los perdigueros buscarán cualquier objeto que se lance, los terrier cazarán cualquier alimaña que se mueva, los pastores se preocuparán de tener el rebaño junto… Esto es posible porque el ADN de los cánidos es excepcional en el reino animal: el 99,8% de todos los perros del mundo comparten información genética y ese 0,2% diferencial es lo que origina esa variación de tamaños, formas y temperamentos.
Sin embargo, los seres humanos hemos hecho mucho daño con esta cría selectiva buscando el estándar racial, es decir, la pura raza, aumentando de forma considerable los defectos congénitos en muchísimas razas: el Dálmata tiende a la sordera, el Bull Terrier a conductas obsesivas-compulsivas, el Pastor de Brie a la ceguera, el Pastor Alemán a la displasia de cadera… Uno de cada cuatro perros de raza tiene dolencias de índole genética.
Afortunadamente, son muchos los estudios genéticos los que se están realizando con perros con tal de modificar ese gen “tarado” con el fin de darle la mayor y mejor calidad de vida a nuestros peludos.
Sea de la raza que sea, el perro es un animal único, capaz de crear un vínculo con el ser humano irrompible y muy especial.